(Luis Pena, el Gordo, Luis Marino, Víctor Medineuse, el Banquero, Bebe, Cadoum, Blanchet, Luis Pérez), nació el 8/2/1894, en Ottobiano, Milán (Italia). Estudió en una escuela de comercio y se afilió a la Juventud Socialista de Italia en 1909. Era hijo de un pequeño comerciante y trabajaba en una oficina de telégrafos. Emigró a Argentina en 1912 enviado por esta organización a raíz de la persecución policial que sufría en dicho país. A los pocos años abandonó la moderación del ps y se unió al grupo que apoyaba a la Unión Soviética, siendo fundador del PCA en Argentina. Fue tesorero del PCA en 1921, pero siempre estuvo vinculado y fue una obsesión para él las cuestiones operativas y de autosustentabilidad del aparato partidario. Obtuvo la ciudadanía argentina en 1924 y comenzó su carrera de dirigente ocupando puestos como secretario general y en el Buró Sudamericano siendo asesor de los partidos de Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia. Asistió a congresos comunistas como delegado, fue miembro del buró político y sindical, asesor para países hispanohablantes, entre tantas otras funciones. Según numerosos dirigentes, era un buen organizador, y principalmente mantenía la cuestión económica del pca de manera eficiente y cuidadosa, logrando un nivel de autonomía partidario único en todo Latinoamérica y fortaleciéndolo para todo tipo de trabajo legal-ilegal, propagandístico o el que fuera. Fue enviado a Chile, Perú, Cuba, México, Estados Unidos y otros países latinoamericanos para ayudar a organizarlos como Secretario Latinoamericano de la sección comunista. Con toda esta experiencia fue enviado a España en 1932 para ayudar al PCE y mejorar su organización y estructura, aunque algunos lo acusaron de encargarse de “ayudar a depurar el pce”. Durante la Guerra Civil permaneció en España hasta 1937, luego de tener conflictos y discusiones con otros líderes comunistas como Togliatti, la Pasionaria, Marty o Largo Caballero sobre el curso que debía llevar la guerra y la posición del PCE. Pablo Neruda, quien fuera su amigo, lo describió: “Era un representante de la III Internacional y por ende poseía todos los defectos de la época. Era personalista, autoritario y creía poseer siempre la razón. Imponía fácilmente su criterio, parecía que escuchaba solo por cortesía y luego daba sus instrucciones perentorias. Era un hombre vital, desbordantemente humano, que sabía comprender y perdonar los errores y debilidades de los hombres de cultura, y era un comunista que combatía la gazmoñería y el puritanismo de muchos militantes”. Santiago Álvarez, quien fuera oficial del Ejército Republicano y que lo conoció personalmente, aclaró que era incuestionable la ayuda que brindó al pce y a la lucha antifascista en España. Solo algunos comentarios positivos de La Pasionaria lograron sacarlo de España con la frente en alto, frente a las feroces críticas de Togliatti. Aparentemente actuó también como miembro de la comisión política en la base de Albacete para la formación de las Brigadas Internacionales. Se lo acusó también de tener activa participación en el golpe de mayo contra el POUM en 1937 y en el asesinato de su líder, Andreu Nin. Fue trasladado a París para encargarse de la ayuda solidaria que se enviaba hacia España. Al término de la guerra, se dirigió a París, donde coordinó la Comisión Internacional de Solidaridad con España. De regreso a Argentina en 1941, dirigió el PCA durante décadas, con su conocida postura antifrentista (vinculada al Frente Popular, aunque colaboró con la Unión democrática contra Perón en las elecciones de 1946), y continúo colaborando con los partidos comunistas de Chile, Brasil y de otros países de Latinoamérica. Mantuvo su fuerte influencia sobre el PC hasta su muerte en Moscú en 1970 y fue enterrado en el cementerio de Novodévichie para altos dirigentes del partido, recibiendo uno de los mayores reconocimientos de la URSS: la Orden de la Revolución.